He aquí una rana que había vivido siempre en un mísero y estrecho pozo, donde había nacido y habría de morir.
Pasó cerca de al lí otra rana que había vivido siempre en el mar. Tropezó y se cayó en el pozo.
– ¿De dónde vienes? -preguntó la rana del pozo.
–Del mar.
– ¿Es grande el mar?
–Extraordinariamente grande, inmenso.
La rana del pozo se quedó unos momentos muy pensativa y luego preguntó:
– ¿Es el mar tan grande como mi pozo?
– ¡Cómo puedes comparar tu pozo con el mar! Te digo que el mar es excepcionalmente grande, descomunal.
Pero la rana del pozo, fuera de sí por la ira, aseveró:
–Mentira, no puede haber nada más grande que mi pozo; ¡Nada! ¡Eres una mentirosa y ahora mismo te echaré de aquí!
Moraleja: Así procede el hombre fanático y de miras estrechas