miércoles, 29 de octubre de 2008

EL CIENPIÉS PRESUMIDO


Había una vez en bosque un ciempiés sin amigos, era tan presumido que sin darse cuenta se fue quedando solo, sólo le importaba verse bello, por lo qué iba cada fin de semana a comprarse ropa y zapatos. Un día iba por la vereda qué da hacia el río, cuando de pronto escuchó unos gritos pidiendo ayuda, volteó a su alrededor y no vió a nadie, sin pensarlo corrió para ver que ocurría, con sus cien pies llegó muy rápido... ¿qué fue lo qué encontró?... era nada menos qué su hijito, el pequeño Tofo, estaba aferrado a no mojar sus zapatos, él quería seguirse viendo guapo y el tronquito en el que estaba parado corrió río abajo hacia las cascadas.
El Sr. ciempiés desesperado le gritaba...
-¡Salta, salta hijo, la corriente te está llevando!
Tofo sabía qué corría peligro y aún así no saltaba.
-¡¡¡Hijo, salta, salva tu vida!!!
El pequeño ciempiés se alejaba, ya casi no se veía.
Él iba pensando, si mis zapatitos se estropean ya no me voy a ver guapo... ¡así dice mi papá!
Milagrosamente, al chocar con una piedra el tronquito se volteó y Tofo pudo nadar hasta la orilla. El Sr. ciempiés corrió a su encuentro se abrazaron y los dos regresaron a casa muy asustados.

Está gran lección le ayudó a cambiar al Sr. ciempiés, sabía qué el mal ejemplo qué le dió a su hijo casi acaba con la vida del pequeño. El ciempiés presumido cambio su conducta y ahora es más importante llenarse de amigos nuevos qué de ropa y zapatos.
Profra. Rocío Romero Kuhliger

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