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PERSONITA ESTE BLOG ES SOLO PARA TI, AQUI PODRÁS LEER TODOS LOS DÍAS UN CUENTO DIFERENTE Y HACER VARIAS ACTIVIDADES PROPIAS DE TU EDAD. Profra. Rocío Romero Kuhliger.
viernes, 27 de mayo de 2011
FELICIDADES
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jueves, 26 de mayo de 2011
Refranes
Está bien que trates de alcanzar nuevos bienes, pero cuida siempre con amor y cariño todo lo bueno que ya posees.
Tener la sartén por el mango.
Se dice de cuando se tiene el control total y absoluto de alguna cosa o actividad.
Si llegas a tener mucho poder en tu vida, sé siempre paciente, comprensivo y benévolo con los demás.
Gustar de lo ajeno, más por ajeno que por bueno.
Mucha gente no sabe apreciar lo bueno que ya poseen y continuamente envidian lo ajeno.
Valora siempre tus bienes y cualidades honestamente adquiridas y nunca envidiarás lo ajeno
Caballo ajeno,ni come ni descansa.
Hay personas irresponsables que cuando tienen en sus manos un bien ajeno, no lo cuidan ni le dan el mantenimiento correcto para que se mantenga al menos en la condición en que lo recibieron.
Siempre cuida con esmero, como si fuera tuyo, lo que otra persona te haya prestado o confiado.
miércoles, 25 de mayo de 2011
martes, 24 de mayo de 2011
ADIVINA ADIVINADOR...
El perro y el reflejo en el río
Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre.
Pero el resultado fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente.
domingo, 22 de mayo de 2011
La Historia de Winnie The Pooh
A su paso por Inglaterra, Colebourn prefirió dejar a Winnie en el Zoo de Londres (hecho registrado el 9 de diciembre de 1914) para que la cuidaran mientras él continuaba camino del frente. Aunque otros cinco osos más fueron dejados por tropas canadienses, Winnie se convirtió pronto en la favorita del público.
Al acabar la guerra en 1918, Colebourn se pasó por el Zoo a recogerla pero tras ver cómo la gente la apreciaba por su docilidad decidió dejarla allí. Volvería en varias ocasiones a visitarla hasta que la osa murió finalmente el 12 de mayo de 1934. El capitán Colebourn continuó en Canadá su carrera como veterinario hasta su muerte en 1947.
Pero volvamos hacia atrás. El niño Christopher Robin Milne acompañó a unos vecinos, cuando tenía cinco años, en su visita al Zoo y allí conoció a Winnie, de la que se hizo amigo hasta el punto de que los cuidadores le dejaban pasar dentro del recinto para jugar con ella. Se da la Graciosa Circunstancia de que a la osa no le gustaba la miel como al personaje sino la leche condensada. Aquella primera visita inspiró a su padre, A. A. Milne, escritor, un poema. A.A. Milne comenzó a escribir una serie de libros acerca de Winnie pooh y de su hijo Christopher Robin, y de sus amigos en el 100-Acre-Wood. Estos otros personajes, tales como Eeyore, cochinillo, Tigger, Kanga y Roo también fueron basados en los animales que pertenecían a Christopher robin, animales que vivieron, como el cisne pooh, en los alrededores de la granja de Cotchford en el bosque de Ashdown, Sussex.
sábado, 21 de mayo de 2011
jueves, 19 de mayo de 2011
miércoles, 18 de mayo de 2011
martes, 17 de mayo de 2011
El sartenazo
Un día, apareció en su restaurante Sopón dispuesto a cenar. Sopón era un sapo grandón y un poco bruto, y en cuanto le presentaron los exquisitos platos de Renata, comenzó a protestar diciendo que aquello no era comida, y que lo que él quería era una buena hamburguesa de moscardón. Renata acudió a ver cuál era la queja de Sopón con sus platos, y cuando este dijo que todas aquellas cosas eran "pichijiminadas", se sintió tan furiosa y ofendida, que sin mediar palabra le arreó un buen sartenazo.
Menuda trifulca se armó. A pesar de que Renata enseguida se dio cuenta de que tenía que haber controlado sus nervios, y no dejaba de pedir disculpas a Sopón, éste estaba tan enfadado, que decía que sólo sería capaz de perdonarla si él mismo le devolvía el sartenazo. Todos trataban de calmarle, a sabiendas de que con la fuerza del sapo y la pequeñez de la rana, el sartenazo le partiría la cabeza. Y como Sopón no aceptaba las disculpas, y Renata se sentía fatal por haberle dado el sartenazo, Renata comenzó a hacer de todo para que le perdonara: le dio una pomada especial para golpes, le sirvió un exquisito licor de agua de charca e incluso le preparó.. ¡una estupenda hamburguesa de moscardón!
Pero Sopón quería devolver el porrazo como fuera para quedar en paz. Y ya estaban a punto de no poder controlarle, cuando aparecio un anciano sapo caminando con ayuda de unas muletas.
- Espera Sopón-dijo el anciano- podrás darle el sartenazo cuando yo te rompa la pata. Recuerda que yo llevo muletas por tu culpa.
Sopón se quedó paralizado. Recordaba al viejo que acababa de entrar. Era Sapiencio, su viejo profesor que un día le había salvado de unos niños gamberros cuando era pequeño, y que al hacerlo se dejó una de sus patas. Recordaba que todo aquello ocurrió porque Sopón había sido muy desobediente, pero Sapiencio nunca se lo había recordado hasta ahora...
Entonces Sopón se dio cuenta de que estaba siendo muy injusto con Renata. Todos, incluso él mismo, cometemos errores alguna vez, y devolver golpe por golpe y daño por daño, no hacía sino más daño . Así que, aunque aún le dolía la cabeza y pensaba que a Renata se le había ido la mano con el sartenazo, al verla tan arrepentida y haciendo de todo para que le perdonase, decidió perdonarle. Y entonces pudieron dedicar el resto del tiempo a reirse de la historia y saborear la rica hamburguesa de moscardón, y todos estuvieron de acuerdo en que aquello fue mucho mejor que liarse a sartenazos.
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
Las felices mamás del pántano
El pequeño hipopótamo decidió llevar agua a todos los animales enfermos de la zona, que estaban heridos o no tenían fuerzas para llegar hasta la laguna para beber. Su gesto fue milagroso para muchos, pues aquel año era muy seco, y estaban tan lejos de la laguna que pensaban que no aguantarían hasta las lluvias. Por su parte, el cocodrilo pasó todo el día vigilando la orilla y actuando de socorrista, evitando que se ahogaran un buen puñado de animales despistados que se mostraron sinceramente agradecidos y sorprendidos de ser salvados por un cocodrilo. Todos felicitaron a Hipopotamín y Cocodrilucho, y se preguntaban qué podría hacer el pequeño mosquito que fuera comparable con tan bellas acciones.
El mismo Mosquitejo pensaba que no podría igualar por sí mismo a sus enormes amigos. Pero en lugar de rendirse, dedicó el día a hablar con unos y con otros, a visitar amigos de aquí y allá, y se presentó por la noche con todo un ejército de animales formado por monos, hormigas, leones, elefantes, serpientes, búfalos, escorpiones, jirafas... cuyo objetivo era, durante un único día, dedicarse por entero a mejorar la vida de la laguna. Y tal fue su trabajo y su buen espíritu, que un día bastó para renovar por completo aquel lugar y resolver la mayoría de los problemas, quedando todos los habitantes del pantano verdaderamente encantados.
Y ya nadie dudó de Mosquitejo, que había mostrado ser tan bueno que incluso era capaz de conseguir que los demás fueran aún mejores.
Autor.. Pedro Pablo Sacristán