domingo, 17 de noviembre de 2013

La casa endulzada



Una casa endulzada,
la bruja Eugenia tenía,
la puerta sola se abría
con una gran carcajada. 


La cocina, era una fiesta,
sonaban todas las ollas
y cantaban las cebollas
formando una gran orquesta.

El salón, de gelatina;
las sillas, de caramelo;
el sofá, de terciopelo
y, de flan, una cortina.

La cama, de mermelada;
la colcha, de chocolate;
la manta, de aguacate;
y una galleta de almohada.

El baño, de menta pura;
y la tina de guayaba;
allí no se resbalaba
al bañarse con dulzura.

Con su casa golosina
esta, dulce bruja Eugenia
que tiene dulces de Kenia,
y a todo el mundo fascina.

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