martes, 18 de noviembre de 2014

La grulla agradecida

Erase una vez un joven muy pobre que vivía solo en una casita al lado del bosque. Un día de invierno bastante nevoso, de regreso a su casa, oyó un ruido extraño. Caminó hacia el campo lejano de donde venía el sonido, y allí descubrió a una grulla tumbada sobre la nieve llorando de dolor. Tenía una flecha hincada en el ala, así que el joven, muyla%20grulla cariñoso, se la quitó con sumo cuidado. El pájaro, ya libre, voló hacia el cielo y desapareció.
Normalmente nadie le visitaba, pero esa noche en la puerta sonó un toc, toc, toc:
- “¿Quién será, a esta hora y con tanta nieve?”.
¡Qué sorpresa al abrir la puerta y ver a una mujer joven y bonita! La joven le dijo que no podía encontrar su camino por la nieve, y le pidió que por favor la dejara descansar en su casa, a lo que él accedió. La muchacha se quedó ese día y los siguientes.
Tan dulce y humilde era que el joven se enamoró y le pidió que fuera su esposa. Se casaron, y a pesar de su pobreza, se sentían contentos. Hasta los vecinos se alegraban de verlos tan felices. Pero el tiempo vuela y pronto llegó otro invierno. Se quedaron sin dinero y comida, tan pobres como siempre.
aiyoriaoshiUn día, para poder ayudar un poco, la joven decidió hacer tejer una tela, para ello le pidió a su marido que le construyera un telar detrás de la casa. Antes de empezar su trabajo le hizo prometer que nunca entraría a la habitación mientras estuviera trabajando y él lo hizo. Tres días y tres noches trabajó sin parar y sin salir de la estancia. Tras tres días salió extenuada tras tejer una hermosa tela que vendió él a un buen precio.
Aunque el dinero les duró bastante tiempo no fue suficiente para todo el invierno, por lo que, de nuevo tuvo que tejer nuestra amiga. De nuevo hizo prometer a su marido que no entraría mientras tejía y de nuevo su marido prometió no hacerlo. Cuatro días tardó ésta vez en confeccionar el tejido por lo que terminó aún más cansada que la vez anterior. Le dio a su marido un tejido tan maravilloso que, al venderlo en el pueblo, consiguieron dinero suficiente para dos inviernos duros.
Pero desafortunadamente, con más seguridad que nunca para el futuro, el hombre se hizo avaro. Atormentado, tanto por grullael deseo de ser rico como por los vecinos siempre preguntándole cómo se podía tejer sin comprar hilo, el joven le pidió a su esposa que le hiciera otro tejido. Aunque ella se resistía puesto que pensaba que tenían bastante dinero y que no había necesidad, cedió a las insistencias del marido, no sin antes recordarle la promesa de no entrar antes de que ella terminara su trabajo.
Pero esta vez la curiosidad no lo dejaba en paz, así que, rompiendo la promesa, abrió un poquito la puerta del telar. La sorpresa hizo que se le escapara un grito: manejando el telar no estaba la joven sino una hermosa grulla cuyas plumas iba arrancando de su propio cuerpo para confeccionar un fabuloso tejido. Cuando el pájaro, le oyó gritar, se dio cuenta de que lo observaban y dejó de trabajar; de repente se convirtió en la joven esposa.
Entonces, le explicó que ella era esa grulla a la que él ayudó y que, agradecida, se convirtió en mujer, y empezó a tejer para ayudarle a salir de la pobreza, a pesar del gran sacrificio que le suponía tejer con las plumas de su propio cuerpo, pero, ahora que él sabía su secreto, tendrían que dejar de estar juntos. Al oír esto, el marido le dijo que no se fuera, que la quería más que todo el dinero del mundo, pero ya no había solución, nada más terminar de dar la explicación, la joven se convirtió a grulla y voló hacia el cielo.
Leyenda japonesa

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