domingo, 29 de abril de 2018

La hormiga Chusy


Había una vez, una hermosa pradera repleta de vida, las mariposas revoloteaban alegres, los saltamontes brincaban felices y todos y cada uno de sus habitantes vivian en armonía los unos con los otros. En un lugar de la pradera se alzaba un pequeño montículo de tierra, el cual tenía un agujero en el centro, era un nido de hormigas, repleto de bullicioso ir y venir de miles de hormiguitas.

Chusy era una de las muchas hormigas que vivían en esa comunidad, todas muy trabajadoras y organizadas, recogiendo todo el alimento que pudieran conseguir para almacenarlo en su nido para el invierno.

Una mañana de verano, mientras Chusy se afanaba en recoger semillas por la pradera, encontró unas enormes y suculentas semillas que hasta entonces no conocía y que parecían tan sabrosas que a Chusy se le hacía la boca agua. La miraba con los ojos abiertos coo platos, mientras sus tripas, como si tuvieran vida propia, comenzaron a rugir como si quisieran llenarse de ese delicioso alimento. Chusy mientras se rascaba su negra cabeza con una de sus patitas, pensó

- Mmmmm, estas semillas tienen una pinta estupenda ¿ y si me la quedo para mi sola ? me voy a poner las botas si no tengo que compartirlas con nadie.

Y fue así como, egoísta, decidió alejarse del nido y cavando su propio y pequeño agujero en el suelo, guardo las semillas para ella sola.

Fue así como el resto del verano, animada por la idea de tener cada vez más alimento para disfrutarlo ella sola, fue recogiendo más cantidad de aquellas semillas llevandolas a su diminuto nido particular.

Los días de verano fueron haciéndose más cortos, y un buen día llegó el otoño.

Una noche, con el ya frescor otoñal, Chusy estaba acurrucada en su diminuto agujero, junto a sus semillas, y afuera, bajo una oscuridad total, comenzaron a caer unas gotas de lluvia, era una tormenta que apenas comenzaba.

De repente, comenzó a llover fuertemente y el agua empezó a entrar en el nido de Chusy, mojando todas sus semillas y anegando su agujero. Chusy asustada no sabía que hacer y temía morir ahogada.

Antes de que el agua cubriera del todo su precario agujero, salió corriendo y sin parar de correr se acercó temblando y llena de miedo al nido de hormigas que un día había sido su hogar, y viendo que sus compañeras habían trabajado todas juntas tapando la entrada para protegerse de la lluvia, desesperada, comenzó a gritar

- ¡ Abridme la entrada por fabor ! ¡ El prado se está cubriendo de agua y no quiero morir ahogada !

Las demás hormigas escucharon los gritos de Chusy y corrieron a abrir la entrada del nido para dejarla entrar. Todas tomaban una piedrecita de las que cubrían la entrada y la apartaban para abrir el acceso. Cuando este estuvo lo suficientemete abierto para que Chusy entrara, le gritaron

- ¡ Corre entra, date prisa !

Chusy aún temblando de miedo y empapada por la lluvia corrió a refugiarse y una vez dentro, todas las hormigas, incluida Chusy, se afanaron el cubrir de nuevo la entrada con las pequeñas piedrecillas.

Cuando la entrada ya estaba tapada y las hormiguitas a salvo, todas miraron a Chusy y sin hacer preguntas y echaron a andar camino a lo más profundo del nido para continuar durmiendo. Chusy las siguió, mientras sentía un gran pesar por lo que había hecho, y mientras se disponía a pasar la noche junto a sus compañeras, pensó que lo que había hecho estaba mal, muy mal, y que más vale el trabajo en equipo y compartir, que ser egoísta, estar sola, y ser vulnerable a cualquier contratiempo que pudiese ocurrir.

Y es así como Chusy aprendió a no ser egoísta y vivir felizmente en comunidad para siempre, compartiendo todo lo bueno que la pradera les ofrecía.
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Dumbo : Cuento clásico

El tren del circo, lleno de animales, payasos y acróbatas, viajaba a través del campo.
 La locomotora iba delante resoplando y arrastrando a los vagones. En cada ciudad por donde pasaban, el circo daba un gran espectáculo.
Era primavera y las mamás animales esperaban el acontecimiento más importante del año: la llegada de las cigüeñas que iban a traer a los bebés. Miraban anhelantes al cielo, y finalmente una cigüeña entregó un paquete a una joven mamá elefante. La señora Jumbo desenvolvió su envío y los demás elefantes lo rodearon diciendo:
– ¡Qué bebé tan lindo! ¡Qué rico es!
Imagen relacionadaDe pronto, el bebé hizo una mueca y estornudó. Con el estornudo desplegó las orejas y todos vieron que eran muy grandes. Los elefantes empezaron a burlarse:
– ¡Qué enormes orejas!
– ¡Parece un barco de vela!
– Déjeme que las toque. ¿Serán de verdad?
A la señora Jumbo no le gustaron las bromas y gritó:
– ¡Aparten sus trompas de mi bebé! ¡No quiero que se metan con él!
El elefantito empezó a llorar, pero la señora Jumbo lo acercó a su cuello, acariciándolo con la trompa.
– Vas a llamarte Dumbo, le dijo.
Al día siguiente, el tren paró en una ciudad, donde los elefantes ayudaron a armar el circo. Hasta el pequeño Dumbo trabajó al lado de su madre. Por la tarde todos desfilaron por la calle principal. El primero iba el director del circo; a su lado, dos payasos; después venían los camellos, leones y tigres, y cerrando el desfile iban los elefantes, con Dumbo al final.
EL pequeño estaba tan emocionado que tropezó con sus orejas. Unos chicos traviesos empezaron a tirarle de ellas, riéndose a carcajadas y burlándose.
– ¡Con esas orejas no te mojarás en días de lluvia!
La señora Jumbo se enfureció, llenó la trompa de agua y dio un baño a los chavales. Como eso no había ocurrido nunca antes, todos pensaron que se había vuelto loca. El director del circo mandó encerrar a la señora Jumbo en un vagón con barrotes. El pobre Dumbo se quedó fuera llorando, solito y asustado.
Los demás elefantes comentaban el suceso, echando la culpa a Dumbo. Decían que su madre estaba presa por su causa.
– ¡Tú no eres un elefante, eres un monstruo!
El ratoncito Timoteo apareció para defender al pequeño y los elefantes huyeron debido al miedo que tenían a los ratones, en ese momento Timoteo y Dumbo se hicieron grandes amigos. Al siguiente día, el director del circo decidió que Dumbo trabajara en el número de los payasos. Montaron en la pista una gran casa de papel, en donde Dumbo tenía que saltar a través del fuego para caer en la lona de los bomberos pero, al realizar el salto, cayó de mala manera y la gente se rió a carcajadas. El pequeño, después del espectáculo, estaba muy dolorido por lo sucedido, Timoteo al verle en ese estado le dio tanta lástima que tuvo una gran idea:
-Tus orejas parecen alas. Tú puedes volar. ¡Vamos, empieza a agitar las orejas, arriba, abajo!
-¡Pero los elefantes no vuelan!, protestó Dumbo.
-Ese es su problema, respondió Timoteo. ¿Te acuerdas que te decían que tú no eras un elefante? Tú volarás. Vamos a entrenarte al campo. ¡Date prisa!
Dumbo se animó mucho y siguió a Timoteo hasta un barranco, donde empezaron el entrenamiento. Timoteo mandó a Dumbo que saltara, agitando las orejas como si fuesen alas pero no se atrevía a saltar solo por lo que Timoteo se subió en su sombrero. Con su amigo acompañándole se armó de valor y realizó un espectacular salto, moviendo las alas, pero cayó en plancha al suelo.
Dumbo y Timoteo probaron muchas veces. Saltaba al barranco, movía las orejas, pero siempre se estrellaba con el suelo. No conseguía volar.
Al acabar el entrenamiento los dos estaban tan cansados que se quedaron a dormir allí mismo. Durante la noche, el pequeño elefantito soñaba que planeaba en el aire, volando ligero y ágil como un pajarito hasta que a la mañana siguiente, cuando Timoteo despertó, vio enfrente a cuatro cuervos.
– ¿Dónde estoy?, preguntó restregándose los ojos.
– Está usted en la copa de un árbol. Y ahora explíquenos cómo usted y ese elefante han conseguido subir aquí, dijeron los cuervos admirados.
Timoteo se quedó atónito. ¡Era verdad!¡Estaban en la copa de un árbol!
– ¡Despierta, Dumbo, despierta!, gritó Timoteo muy excitado. ¡Serás famoso! ¡Puedes volar!
Dumbo despertó, y sólo de pensar que había volado dormido, se sintió aturdido.
– Vamos, Dumbo, inténtalo ahora. Vamos a volar de aquí hasta abajo, dijo Timoteo.
Dumbo se lanzó al aire, pero cayó en un charco de agua que había debajo. Se levantó medio atontado, todo sucio y mojado. Los cuervos se rieron:
– ¡Ja,ja,ja!¡Lo que faltaba!¡Que los elefantes volasen!
Timoteo se encaró con ellos:
-¡Ustedes no tienen corazón! ¡Burlarse de un pobrecillo que nació con orejas como alas!
Los cuervos pidieron disculpas y prometieron enseñar al pequeño elefante a volar.
– Toma esta pluma mágica, dijo el cuervo. Ella te hará volar. Nuestros pajarillos aprenden con ella.
Dumbo tomó la pluma mágica con la trompa y cogió confianza. Agritó las orejas y empezó a volar.
-¡Viva!¡Estas volando!, exclamó Timoteo muy contento, acomodado en el sombrero de Dumbo.
-¡Vamos a darle un diploma de elefante volador!, dijeron los cuervos, entusiasmados con el alumno.
Dumbo se entrenó bastante y aprendió muchos trucos. Después, regresó al circo. Timoteo, como siempre, iba escondido en el ala de su sombrero.
Aquella noche, una vez más, Dumbo tenía que saltar de la casa en llamas. Pero todo fue diferente: ¡salió volando! El público aplaudió entusiasmado. Todos estaban admirados de ver un elefante volador, pero en un pequeño instante mientras volaba perdió la pluma mágica y empezó a caer.
– ¡Puedes volar sin ella, Dumbo! ¡Continúa batiendo las orejas!, ordenó Timoteo.
Dumbo obedeció y subió de nuevo con el aire. La gente aplaudía y gritaba:
– ¡Viva, Dumbo, el elefante volador! ¡Viva!.
Nuestro amigo se hizo tan famoso que el circo pasó a llamarse con su nombre. Su madre fue liberada y le dieron un vagón especial, muy bonito, al final del tren, desde el que podía ver a su hijito volar cuando viajaba.
                                                                       https://www.bosquedefantasias.com/cuentos-clasicos-populares

domingo, 22 de abril de 2018

Las adivinanzas

Las adivinanzas son dichos populares en verso en los que, de una manera encubierta, se describe algo para que sea adivinado por pasatiempo. Son juegos infantiles de ingenio que tienen como objetivo entretener y divertir a los niños pero que, además, contribuyen al aprendizaje, la enseñanza de nuevo vocabulario y a la difusión de las tradiciones. En las adivinanzas la poesía, el ingenio y la tradición popular se mezclan para crear un universo de enigmas y retos imaginativos para los niños.

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Le Passé Composé avec être

En el siguiente dibujo les presento los verbos que usan el verbo être como auxiliar para el Passé Composé.

Estos son todos los verbos que hacen el Passé Composé con el auxiliar être. Para los demás  utilizaremos el verbo avoir.

El niño gigante


El niño gigante. Cuento para niños sobre los Derechos
Un día un niño muy grande llegó a un pueblo que le pareció un poco especial. Toda la gente era muy pequeña. El niño tenía mucha hambre y le dieron de comer.
Como el niño no encontró a sus padres en aquel pueblo, dio las gracias por la comida y ya se iba a marchar para seguir buscando, cuando le dijeron que lo que había comido costaba mucho dinero y que tendría que pagar por ello. Pero el dinero que tenía el niño no valía para pagar en aquel pueblo.
Le dijeron que tendría que trabajar para pagarles su comida. El niño contestó que él no sabía trabajar porque era un niño. Le contestaron que era demasiado grande para ser niño y que podía trabajar mejor que nadie porque era un gigante.
Así que el niño que era muy obediente, se puso a trabajar. Como trabajó mucho le entró mucha hambre y tuvo que comer otra vez. Y como estaba muy cansado tuvo que quedarse allí a dormir. Y al día siguiente tuvo que trabajar otra vez para poder pagar la comida y el alojamiento.
Cada día trabajaba más, cada día tenía más hambre y cada día tenía que pagar más por la comida y la cama. Y cada día estaba más cansado porque era un niño.
La gente del pueblo estaba encantada. Como aquel gigante hacía todo el trabajo, ellos cada día tenían menos que hacer. En cambio, los niños estaban muy preocupados: el gigante estaba cada día más delgado y más triste. Todos le llevaban sus meriendas y las sobras de comida de sus casas; pero aún así el gigante seguía pasando hambre. Y aunque le contaron historias maravillosas no se le pasaba la tristeza.
Así es que decidieron que, para que su amigo pudiera descansar, ellos harían el trabajo. 
Pero como eran niños, aquel trabajo tan duro les agotaba y además, como estaban siempre trabajando no podían jugar, ni ir al cine, ni estudiar. Los padres veían que sus hijos estaban cansados y débiles.
Un día los padres descubrieron lo que ocurría y decidieron que había que castigar al gigante por dejar que los niños hicieran el trabajo pero cuando vieron llegar a los padres del niño gigante, que recorrían el mundo en busca de su hijo, comprendieron que estaban equivocados. El gigante ¡era de verdad un niño!
Aquel niño se fue con sus padres y los mayores de aquel pueblo tuvieron que volver a sus tareas como antes. Ya nunca obligarían a trabajar a un niño, aunque fuera un niño gigante.
Texto de: Jose Luis García Sánchez y M.A. Pacheco.
(Este cuento forma parte de la serie Los Derechos del niño, cuentos dedicados a ilustrar los principios del decálogo de los Derechos del niño proclamados por la ONU.)

El Día del Niño en México

El Día del Niño en México se celebra el lunes 30 de Abril . Es una fecha conmemorativa, dedicada a los más pequeños. Durante este día se realizan muchas actividades culturales y de entretenimiento para ellos. También es tradicional regalar juguetes y regalos por parte de los padres y seres queridos.

En las escuelas se realizan diversas actividades para conmemorar este día, como festivales y salidas a lugares de esparcimiento. Pero no hay que olvidar que el día del niño en México es una jornada consagrada a reafirmar los derechos de los niños. Un día dedicado a los niños más desfavorecidos, como los que se encuentran en los hospitales y hogares de acogida.

Origen: El “Día del Niño” fue establecido el 14 de diciembre de 1954 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Entonces sugirió a los gobiernos la creación de un Día del Niño en la fecha que más conveniente para cada país. En México se celebra todos los años y de forma oficial el “30 de abril”. 

www.kaldix.com/mexico/calendario/fiestas/dia-del-nino/ano-2018


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martes, 17 de abril de 2018

Los músicos de Bremen

Tenía un hombre un asno que durante largos años había transportado incansablemente los sacos al molino; pero al cabo vinieron a faltarle las fuerzas, y cada día se iba haciendo más inútil para el trabajo. El amo pensó en deshacerse de él; pero el burro, dándose cuenta de que soplaban malos vientos, escapó y tomó el camino de la ciudad de Bremen, pensando que tal vez podría encontrar trabajo como músico municipal.
Después de andar un buen trecho, se encontró con un perro cazador que, echado en el camino, jadeaba, al parecer, cansado de una larga carrera.
- Pareces muy fatigado, amigo,- le dijo el asno.
- ¡Ay! - exclamó el perro, -como ya soy viejo y estoy más débil cada día que pasa y ya no sirvo para cazar, mi amo quiso matarme, y yo he puesto tierra por medio. Pero, ¿cómo voy a ganarme el pan?-
- ¿Sabes qué?- dijo el asno.-Yo voy a Bremen, a ver si puedo encontrar trabajo como músico de la ciudad. Vente conmigo y entra también en la banda. Yo tocaré el laúd, y tú puedes tocar los timbales.
Parecióle bien al can la proposición, y prosiguieron juntos la ruta. No había transcurrido mucho rato cuando encontraron un gato con cara de tres días sin pan:
- Y, pues, ¿qué contratiempo has sufrido, bigotazos?- preguntóle el asno.
- No está uno para poner cara de Pascua cuando le va la piel,- respondió el gato. - Porque me hago viejo, se me embotan los dientes y me siento más a gusto al lado del fuego que corriendo tras los ratones, mi ama ha tratado de ahogarme. Cierto que he logrado escapar, pero mi situación es apurada: ¿adónde iré ahora?
- Vente a Bremen con nosotros. Eres un perito en música nocturna y podrás entrar también en la banda.
El gato estimó bueno el consejo y se agregó a los otros dos. Más tarde llegaron los tres fugitivos a un cortijo donde, encaramado en lo alto del portal, un gallo gritaba con todos sus pulmones.
- Tu voz se nos mete en los sesos,-dijo el asno. -¿Qué te pasa?
- He estado profetizando buen tiempo,- respondió el gallo, -porque es el día en que la Virgen María ha lavado la camisita del Niño Jesús y quiere ponerla a secar. Pero como resulta que mañana es domingo y vienen invitados, mi ama, que no tiene compasión, ha mandado a la cocinera que me eche al puchero; y así, esta noche va a cortarme el cuello. Por eso grito ahora con toda la fuerza de mis pulmones, mientras me quedan aún algunas horas.
- ¡Bah, cresta roja!- dijo el asno. - Mejor harás viniéndote con nosotros. Mira, nos vamos a Bremen; algo mejor que la muerte en cualquier parte lo encontrarás. Tienes buena voz, y si todos juntos armamos una banda, ya saldremos del apuro.
Al gallo le pareció interesante la oferta, y los cuatro emprendieron el camino de Bremen.
Pero no pudieron llegar a la ciudad aquel mismo día, y al anochecer resolvieron pasar la noche en un bosque que encontraron. El asno y el perro se tendieron bajo un alto árbol; el gato y el gallo subiéronse a las ramas, aunque el gallo se encaramó de un vuelo hasta la cima, creyéndose allí más seguro. Antes de dormirse, echó una mirada a los cuatro vientos, y en la lejanía divisó una chispa de luz, por lo que gritó a sus compañeros que no muy lejos debía de haber una casa.
Dijo entonces el asno:
- Mejor será que levantemos el campamento y vayamos a verlo, pues aquí estamos muy mal alojados.
Pensó el perro que unos huesos y un poquitín de carne no vendrían mal, y, así se pusieron todos en camino en dirección de la luz; ésta iba aumentando en claridad a medida que se acercaban, hasta que llegaron a una guarida de ladrones, profusamente iluminada. El asno, que era el mayor, acercóse a la ventana, para echar un vistazo al interior.
- ¿Qué ves, rucio? -preguntó el gallo.
- ¿Qué veo?- replicó el asno. - Pues una mesa puesta con comida y bebida, y unos bandidos que se están dando el gran atracón.
- ¡Tan bien como nos vendría a nosotros! - dijo el gallo.
- ¡Y tú que lo digas! - añadió el asno. -¡Quién pudiera estar allí!
Los animales deliberaron entonces acerca de la manera de expulsar a los bandoleros, y, al fin, dieron con una solución. El asno se colocó con las patas delanteras sobre la ventana; el perro montó sobre la espalda del asno, el gato trepó sobre el perro, y, finalmente, el gallo se subió de un vuelo sobre la cabeza del gato. Colocados ya, a una señal convenida prorrumpieron a la una en su horrísona música: el asno, rebuznando; el perro, ladrando; el gato, maullando, y cantando el gallo. Y acto seguido se precipitaron por la ventana al interior de la sala, con gran estrépito de cristales. Levantáronse de un salto los bandidos ante aquel estruendo, pensando que tal vez se trataría de algún fantasma, y, presa de espanto, tomaron las de Villadiego en dirección al bosque. Los cuatro socios se sentaron a la mesa y, con las sobras de sus antecesores, se hartaron como si les esperasen cuatro semanas de ayuno.
Cuando los cuatro músicos hubieron terminado el banquete, apagaron la luz y se buscaron cada uno una yacija apropiada a su naturaleza y gusto. El asno se echó sobre el estiércol; el perro, detrás de la puerta; el gato, sobre las cenizas calientes del hogar, y el gallo se posó en una viga; y como todos estaban rendidos de su larga caminata, no tardaron en dormirse.
A media noche, observando desde lejos los ladrones que no había luz en la casa y que todo parecía tranquilo, dijo el capitán:
- No debíamos habernos asustado tan fácilmente.
Y envió a uno de los de la cuadrilla a explorar el terreno.
El mensajero lo encontró todo quieto y silencioso, y entró en la cocina para encender luz. Tomando los brillantes ojos del gato por brasas encendidas, aplicó a ellos un fósforo, para que prendiese. Pero el gato no estaba para bromas y, saltándole al rostro, se puso a soplarle y arañarle. Asustado el hombre, echó a correr hacia la puerta trasera; pero el perro, que dormía allí, se levantó de un brinco y le hincó los dientes en la pierna; y cuando el bandolero, en su huida, atravesó la era por encima del estercolero, el asno le propinó una recia coz, mientras el gallo, despertado por todo aquel alboroto y, ya muy animado, gritaba desde su viga: “¡Kikirikí!”
El ladrón, corriendo como alma que lleva el diablo, llegó hasta donde estaba el capitán, y le dijo:
- ¡Uf!, en la casa hay una horrible bruja que me ha soplado y arañado la cara con sus largas uñas. Y en la puerta hay un hombre armado de un cuchillo y me lo ha clavado en la pierna. En la era, un monstruo negro me ha aporreado con un enorme mazo, y en la cima del tejado, el juez venga gritar: ‘¡Traedme el bribón aquí!’ Menos mal que pude escapar.

Los bandoleros ya no se atrevieron a volver a la casa, y los músicos de Bremen se encontraron en ella tan a gusto, que ya no la abandonaron. Y quien no quiera creerlo, que vaya a verlo.

domingo, 15 de abril de 2018

Verbos en infinitivo

 Los verbos en infinitivo son aquellos que se presentan en una oración de forma no conjugada, es decir, sin remitir a un determinado tiempo o modo verbal. Describen la acción básica sin conjugación. Ej. sal-tar, ju-gar.
El infinitivo es, entonces, la forma gramatical que le da nombre al verbo, y todos los infinitivos en español se ubican, de acuerdo a su terminación, en alguno de estos tres grupos:

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martes, 10 de abril de 2018

Multiplicación

La multiplicación es una suma abreviada.
Ejemplo:
Suma
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Multiplicación
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Tarea 1
1. Escribe cada suma como una multiplicación y el producto de ella.
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Multiplicación por una cifra.
Procedimiento.
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Paso 1: Multiplicar las unidades por 3. (2 x 3 = 6). Colocar las 6 unidades en la columna de unidades debajo de la raya totalizadora.
Paso 2: Multiplicar las decenas por 3. (8 x 3 = 24). Colocar las 4 unidades en la columna de unidades debajo de la raya totalizadora. Colocar las 2 decenas arriba iniciando la columna de las decenas.
Paso 3: Multiplicar las centenas por 3. (1 x 3 = 3). Sumar a las 3 centenas de la multiplicación las 2 centenas iniciales de la columna. (2 + 3 = 5). Colocar las 5 centenas debajo de la raya totalizadora.
Paso 4: Multiplicar las unidades de mil por 3. (3 x 5 = 15). Escribir este producto en la columna de las unidades de mil, debajo de la raya totalizadora.
Tareas 1, 2, 3, 4 y 5.
1. Resuelve las siguientes multiplicaciones.
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2. Escribe el término desconocido.
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3. Escribe un factor para cada producto.
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4. Encuentra las cifras perdidas.
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5. Hacer una tabla. Completa la tabla.
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¿Cuántos colores hay en 3, 6 y 9 cajas?________________________________


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