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Había una vez una cabrita blanca de pies a cabeza. Iba, camina, que te camina, por el medio del bosque.
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Después de andar un rato se encontró al borde de un barranco muy hondo.
Encima del barranco había un puente muy estrecho, hecho con el tronco
de un árbol.
Sucedió también que al otro lado del barranco apareció una cabrita, negra
de arriba abajo.
Paseando, paseando, se acercó también al borde del barranco.
La cabrita blanca quiso atravesar el barranco, y decidida se fue hacia e
l puente.
La cabrita negra, que estaba del otro lado, quiso también atravesar el
barranco en aquel preciso momento y se fue muy decidida hacia el puente.
Y así fue como las dos cabritas se encontraron, una frente a otra, justo en
mitad del puente. El puente, como ya hemos dicho, era muy estrecho...
La cabrita blanca podía pasar bien, si pasaba sola. La cabrita negra también hubiera podido pasar, ella sola. Pero las dos cabritas a la vez no cabían de ninguna manera, por más
que se empeñasen.
Entonces va y la cabrita blanca le dice a la cabrita negra: —Déjame
pasar
a mí primero.
—No —contesta la negra—. Primero pasaré yo. Tu vuelve atrás, al borde del barranco, y así yo podré pasar mejor. Pero la cabrita blanca no quería. Ella tenía que ser la primera en pasar. —Si no me dejas pasar antes a mí, llamaré a mi madre, que tiene unos
cuernos muy fuertes, ¡y ya verás lo que es bueno!
—¡Muy bien! Y yo, si no me dejas pasar antes a mí, llamaré a mi padre,
que tiene unos cuernos mucho más fuertes todavía, y embestirá a
tu madre. —¡Déjame pasar o te daré un trompazo! —¡No, no y no! ¡Primero pasaré yo! Y la cabrita negra agachó la cabeza y embistió a la cabrita blanca. La cabrita blanca bajó también la cabeza, y ¡pam! le dio un buen golpe
a la cabrita negra. ¡Pim! ¡pam! ¡pum! las dos cabritas, torta va,
torta viene. En uno de ésos se embistieron tan fuerte y las dos a la vez, que,
¡pataplam!, se cayeron de arriba abajo del puente.
Se hicieron bastante daño, tanto la una como la otra, con las rocas
del fondo.
Sólo se las oía balar tristemente, be, be, be. A los tumbos subieron barranco arriba y volvieron con su rebaño,
cada una por su lado.
ACTIVIDAD 1
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