Todas las mañanas apenas amanecía Chipa salía con su sombrero de paja y su jardinero rosado hacia su pequeña huerta.
A ella le encantaban todo tipo de verduras pero en especial las zanahorias, por eso desde temprano trabajaba en su huerta sembrando sus propios alimentos.
Una mañana temprano Chipa se levanto y decidió ir a recoger unas verduras de su huerta para desayunar con unas crocantes zanahorias. Pero que gran sorpresa se llevó!! al ver que en su pequeña huerta casi no había quedado nada de lo que sembró.
- ¡¡ Oh, no !!, ¿mi huerta, mis verduras, donde están?.
Chipa aún no sabía que en el campo andaban revoloteando unos pequeños bichitos de varios colores llamados señores candombés. Estos bichitos se diferenciaban por su color de cuerpo o lomo.
Chipa triste agarró las pocas zanahorias, las colocó en su canasta de paja y por un largo caminito se marchó hasta su casita. De repente detrás de ella aparecieron esos pequeños bichitos con lomos de distintos colores que volaban bajo, y estaban por comerles las pocas zanahorias que llevaba en su canasta. Los bichitos candombés eran muy angurrientos y comían de todo.
De repente Chipa comenzó a oír ruidos detrás de ella y se paro diciendo:
- ¡Oh no! , ¿quienes son ustedes? ¿qué quieren de mi ? ¿Acaso ustedes vaciaron mi huerta?
- ¡Somos los señores candombés!
-Yo me llamo lomo verde y acercándose dijo: ¡Dame una de esas … se ven deliciosas ! ¡No tocamos tu huerta! – exclamaron los bichitos.
Chipa enojada escondió sus zanahorias bajo los brazos, y dijo -¡ Ni lo piensen , son para mi almuerzo ! -mientras el señor lomo verde le insistía – ¡ dame una, dame una…!
- ¿Robaron algunas zanahorias de mi huerta? ¿como saben que son ricas? -dijo Chipa
- ¡Nosotros no fuimos! ¡Queremos solo probar unas! ¡Ven aquí!.
Los candombés seguían a Chipa que corría con su canasta muy, muy rápido.
Luego de unos días de trabajo decidió ir a recoger lo sembrado, valla sorpresa se llevo !, al ver a esos pícaros bichitos devorando sus zanahorias.
- ¡Ah, con que eran ustedes los que vaciaron mi huerta! ¡Regresen aquí….! , les gritaba Chipa furiosa.
Después de un largo día, Chipa con las pocas zanahorias que pudo recoger intentaba hacer una sopa para su cena. Cuando de repente sonó la puerta, era el señor lomo amarillo, el más viejo y sabio de la pandilla candombés.
- ¿Qué quieres ?, dijo Chipa
- Algunas zanahorias de su huerta.
- ¡Ni lo pienses…, ustedes me las robaron todas! -arrojándole agua en su cara.
- ¡Disculpe no sabia lo que había hecho la pandilla!
- Bueno, valla y hable con ellos, dijo Chipa enojada.
El señor Lomo amarillo muy enojado fue hablar con su pandilla y muy serio les dijo- ¡se han comido toda la huerta de la coneja Chipa!, debieron pedirle permiso para comer sus verduras….
Los señores candombés se sorprendieron ante tal acusación y se avergonzaron frente a lomo amarillo.
- ¡Ahora van a tener que solucionar esto!, dijo lomo amarillo, mientras se retiraba muy preocupado, junto a lomo rojo que estaba arrepentido.
Entre toda la pandilla de candombés llegaron a un acuerdo y decidieron volver a sembrar zanahorias en la huerta para poder darle una sorpresa a Chipa.
Juntos trabajaron mucho, mientras lomo azul traía tierra, lomo rojo con un rastrillo la removía y sembraba. Lomo blanco se encargaba de regar la huerta.
Después de unos días los señores candombés buscaron a Chipa y le dieron una gran sorpresa.
– ¡Qué contenta se puso ella! -al ver la huerta llena de nuevas zanahorias.
Desde ese día la pandilla candombés ayudaría a Chipa con la huerta y ella a cambio les daría algunas zanahorias. Y así los bichitos aprendieron a que había que respetar el trabajo y lo que era de los demás y pedir permiso para tomar algo ajeno.
Autor e ilustración: Elina Arias .
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