Los paponatas son unos pequeños seres de colores con forma de patata. Además de ser divertidos y simpáticos, los paponatas tienen una cracterística muy especial: cada vez que nace un bebé paponata, sea del color que sea, a sus papás les crece un nuevo brazo del mismo color que el bebé. Ese es el brazo especial del bebé, que sus papás dedican exclusivamente a cuidar de ese hijo.
Pero un día un bebé paponata de color azul nació sin que a sus padres les creciera ningún brazo azul ¡Menudo problema! ¿Cómo podrían cuidarlo, si sus papás sólo tenían el brazo verde de su hermano mayor y el brazo rosa de su otra hermana? Lo primero que intentaron aquellos papás tan preocupados fue ponerse un brazo de mentira, pero no servía para nada, y el bebé no hacía otra cosa que llorar. Luego pidieron ayuda a otros papás paponatas, pero todos tenían todos sus brazos muy ocupados con sus propios niños, y nadie pudo hacer nada.
Los papás del pequeño paponatito azul ya no sabían qué hacer, y se morían de pena al ver que su bebé moriría por no poder cuidar de él.
Pero entonces, sucedió algo que no había ocurrido jamás. El hermanito verde y la hermanita rosa fueron a ver a sus papás y se ofrecieron ¡a compartir sus brazos especiales! Los papás no podían creer que tuvieran unos hijos tan generosos y estupendos que estaban dispuestos a compartir sus brazos, a pesar de saber que si los dejaban para cuidar a su hermanito, muchas veces no podrían usarlos con ellos mismos por estar ocupados con el bebé. Papá y mamá paponata se llenaron de alegría y felicidad por poder cuidar al bebé, y desde aquel día quisieron todavía muchísimo más a sus generosísimos hijos mayores.
Y tanto los quisieron, y tan generosos habían sido aquellos pequeños paponatas verde y rosa, que al poco tiempo también a ellos les creció un alucinante brazo multicolor, con el que pudieron ayudar a sus papás a cuidar del bebé siempre que quisieron.
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
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