Era noche de Navidad, y los niños que siempre acompañaban al muñeco de nieve, estaba en sus casas. El muñeco de nieve se sentía solo y triste...
El muñeco de nieve quiso entrar, pero no pudo, porque no encontró forma de hacerlo... Pero de pronto vio caer una escarcha del cielo, que lo miró y sonríó. Le dijo:
- ¡Pídeme un deseo, en esta noche especial’.
El muñeco contestó:
- Yo quiero sentir el calor de un hogar, como el de esta familia…
- Pide tu deseo entonces- Insistió la escarcha.
- Quiero entrar en esta casa y pasar la Navidad con esta familia..
- Pero, si entras ahí, te convertirás en un charco de agua - le dijo la escarcha.
- Entonces quiero que ellos salgan y pasen la Navidad conmigo.
- No puedo hacer eso, porque si ellos salen, se morirán de frío.
- Entonces, ¿qué puedo hacer?
- Es verdad, muñeco de nieve…- pensó la escarcha- lo que tú necesitas es otro muñeco de nieve con quien compartir la Navidad…
La escarcha fue creando otro muñeco de nieve. Cuando ya terminó, el niño se asomó por la ventana..
- ¡Mira, papá! ¡Otro muñeco de nieve! ¡No tiene bufanda! ¿Puedo ponerle una?
- Sí, ves…- le contestó el padre.
Así que el niño salió y le puso la bufanda de su madre al muñeco de nieve recién creado… Y así fue cómo el muñeco de nieve jamás volvió a estar solo en Navidad.
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