La madre se sintió desolada al ver que sus pastelitos salieron durísimos.
Ordenó a su hija que los enfríe pero esta escuchó mal, acabando con todos. Para no castigarla salió de su casa a serenarse:
“¡Se comió los cinco!” -repetía. Un príncipe que pasaba por allí trató de calmarla, y ella le mintió: “¡Mi hija hiló cinco madejas!”.
-¡Qué laboriosa! -dijo-, presénteme la por favor.
Fue amor a primera vista, pidiéndola él en matrimonio previo compromiso: «Once meses vivirá tranquila -dijo- pero al año deberá hilar las cinco madejas por día. Si lo hace obtendrá todo mi reino, sino morirá por haberme engañado».
El Plazo se cumplió. La princesa, temiendo morir Pues no sabía hilar, lloraba desconsolada
De pronto se le apareció un duende encantado, quien ya conocía de su desgracia.
-¡Cálmate! -le dijo-o Cada día, antes de que llegue tu esposo te traeré las cinco madejas y tú podrás pagarme si descubres este acertijo: tendrás tres opciones diarias para adivinar cuál es mi nombre, si en el mes no das con él te llevaré a mi reino para siempre. Ella aceptó.
La víspera de cumplirse el mes, la princesa lucía angustiada al no dar con el misterioso nombre.
Esa noche el príncipe se sentía feliz...
-Mañana finalizará tu tarea -le dijo-. ¡Qué raro! En el jardín hay un enano saltando como un sapo, cantando un estribillo que me ha causado risa: «Lo sepan o no, mi nombre es Tom Tit Tot».
¡Era la clave! Confiada, ella llamó al duende y le dijo: «¡Te guste o no, tu nombre es Tom Tit Tot». Y este,derrotado, se esfumó de por vida. La bella joven y el príncipe continuaron viviendo muy felices.
FIN
Tradicional Cuento Inglés
Fuente: ColecciónAmiguitos
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