La mayoría de las aves pueden caminar y correr. Otras son magníficas nadadoras o excelentes buceadoras. Entre los pájaros voladores, algunos alcanzan grandes velocidades.
Los pájaros que vuelan son aerodinámicos. Esto significa que están formados para volar, es decir, tienen un cuerpo que ofrece la menor resistencia al aire, un esqueleto ligero, de huesos huecos, dos alas musculosas y patas que funcionan como tren de aterrizaje. Cada una de las plumas que forman su cuerpo lo prepara para el vuelo. Al volar, la mayoría de las aves mueve las dos alas al mismo tiempo.
Cada especie tiene su estilo de vuelo: los petirrojos aletean, los colibríes revolotean, las gaviotas planean, se deslizan o se remontan.
El despegue no es problema, despegan al encuentro del viento. Ciertas aves acuáticas, igual que los aviones, necesitan tomar impulso, corriendo un trecho antes del despegue. Ya en vuelo, la cola hace de timón para regular el equilibrio y la dirección. Hay pájaros muy veloces, como el águila dorada que alcanza los 200 kilómetros por hora; los aguanieves, los 160; el vencejo, los 100. Y más lentos, como los patos y los gansos, que difícilmente superan los 70 kilómetros por hora.
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